McDonalds, Coca-Cola, Apple, Google, Victorias`s Secret, Gap … son algunas marcas norteamericanas que no solo forman parte de nuestra cotidianeidad, sino que han contribuido a consolidar determinadas costumbres en nuestra vida íntimamente relacionadas con el «american way of life», y así mientras en su país de origen pasan de moda, en el nuestro continúan una carrera ascendente sinónimo, en muchos casos, de estatus y posición social.
Halloween es una de esas costumbres que en España hemos importado desde el continente americano. Sin embargo, la realidad es que lo único que hemos hecho es traer de vuelta una tradición ligada a la Irlanda Gaélica, eso sí, entremezclada con ciertos toques cristianos, leyendas protagonizadas por granjeros, luces y vegetales tallados y creencias indias.
El Samhain o Samagín
Halloween es una fiesta de origen pagano que tiene sus raíces en el antiguo festival celta conocido como Samhain o Samagín. Tradicionalmente se celebraba al finalizar la temporada de cosecha para dar la bienvenida al nuevo año celta, coincidiendo con el solsticio de otoño. Durante el festival los celtas se preparaban para la estación oscura, fría y «muerta»: el invierno.
Su razón de ser radica en que la noche del 31 de octubre era considerada por el pueblo celta como una noche especialmente esotérica. Samagín, dios de la muerte, convocaba a los muertos para que viniesen al mundo de los vivos. Sin embargo su llegada no siempre significaba un reencuentro con familiares ya fallecidos, existía la figura de los espíritus errantes o malvados, a los ojos de los cuáles había que pasar desapercibidos.
Es por ello que durante esta noche las casas permanecían a oscuras, mientras que las personas se disfrazaban con máscaras grotescas, siendo las hogueras encendidas en las colinas por la clase sacerdotal celta, «los druidas», la única luz que iluminaba la vida celta, a la vez que servían para realizar sacrificios humanos con el fin de adivinar el futuro.
Samagín continuó hasta el siglo I d. C., cuando los romanos llegaron y pusieron fin a los sacrificios humanos, sin embargo, el pueblo celta nunca olvidó sus raíces y la tradición no desaparecería.
Halloween
La palabra Halloween significa «tarde sagrada» (Hallowed Evening) y proviene de una variación escocesa de la expresión inglesa All Hallows’ Even que significa «víspera de Todos los Santos». El término será utilizado, por primera vez, a partir del siglo XVI, como consecuencia de los esfuerzos cristianos por hacer desaparecer el festival celta de Samagín.
El Halloween americano
Es en 1846, cuando Halloween llega a los Estados Unidos. La razón está estrechamente unida a la intensificación de la inmigración de una mayoría irlandesa católica al país.
En un primer momento, los luteranos serán los encargados de reprimir la celebración, sin embargo a finales del siglo XIX, los Estados Unidos reciben una nueva oleada de inmigrantes de origen céltico que contribuirá a la aparición del Halloween que actualmente conocemos. Un Halloween que entrelaza los elementos culturales propios con las creencias indias y coloniales.
La calabaza
El vínculo entre Halloween y la calabaza hay que encontrarlo en una vieja leyenda irlandesa. Jack O’Lantern era un granjero de dudosa reputación que consiguió engañar al Diablo subiéndolo a un árbol y situando una cruz en la base del tronco, haciéndole prometer que no se llevaría su alma.
Cuando Jack murió, Satán no lo aceptó en el infierno pero tampoco pudo entrar en el cielo. Se dice que el mimísimo Demonio le lanzó una luz que nunca se apagaría y lo retó a encontrar el camino de su alma. Jack talló un nabo y puso la luz dentro para fabricarse un farol que se convertiría en la «linterna de Jack».
Con el tiempo la tradición celta unió a su celebración de la víspera de todos los santos estos faroles, para ahuyentar a los malos espíritus y enseñar el camino de vuelta a casa a sus familiares fallecidos.
Cuando los irlandeses llegaron al continente americano se encontraron con que el nabo no se producía en Estados Unidos, motivo por el cual decidieron sustituirlo por un producto de temporada que se cosechaba ampliamente en el país: la calabaza.
Truco ó trato
La costumbre de pedir dulces de puerta en puerta se popularizó alrededor de 1930 en Estados Unidos, sin embargo tampoco es una tradición norteamericana.
En este caso son muchos los historiadores los que sitúan su origen el siglo IX en Europa. La práctica era una especie de servicio para las almas protagonizada por cristianos, principalmente mujeres y niños, que iban de pueblo en pueblo mendigando pasteles de difuntos (trozos de pan con pasas y uvas). Cuantos más pasteles recibieran los mendigos, mayor sería el número de oraciones que rezarían por el alma de los parientes muertos de sus benefactores.
El truco o trato, tal y como lo conocemos, comienza en Escocia, a finales del siglo XIX. Posteriormente, llegaría a los Estados Unidos, dicen, algunos, que en un intento de controlar el vandalismo que se había generalizado y que llega a su expresión máxima en 1920 con las masacres perpetradas por los enmascarados del Ku Klux Klan.
Un apunte más «¿cuál es el nexo de unión entre Halloween y el día de todos los Santos?»
La Iglesia Católica empeñada en erradicar el festival celta y terminar con creencias consideradas paganas instauró en el 13 de mayo del año 610 la fiesta de los «Mártires Cristianos».
Posteriormente, en el siglo VIII el papa Gregorio III fijó el día 1 de noviembre como el «Día de Todos los Santos». Dos eran sus objetivos. Por un lado conseguir que en una misma fecha los católicos veneraran a todos los santos que no tienen una fiesta propia en el calendario litúrgico, y, por otro, hacerla coincidir definitivamente con el nuevo año celta.