«La principal fuente de conflicto en un nuevo mundo no será fundamentalmente ideológica ni económica. El carácter tanto de las grandes divisiones de la humanidad como de la fuente dominante de conflicto será cultural»
Samuel Huntington
A pesar de estar unidos por el Corán y la lengua árabe, sunitas y chiitas protagonizan una interminable crisis cuyas raíces solo pueden explicarse a través de la historia. Aún así, episodios más recientes revelan que las posiciones encontradas de ambas ramas del Islam están todavía muy lejos de encontrarse.
Las claves del conflicto musulmán
La lucha entre sunitas y chiitas se remonta a más de mil años atrás y se materializa en un conflicto interno cuya consecuencia es la división del Islam en dos ramas ideológicas. Sus diferencias son tanto doctrinales como políticas.
Actualmente los sunitas representan aproximadamente el 90% del mundo musulmán con 1.200 millones de fieles, mientras que los chiítas son sólo unos 100 millones.
La muerte del profeta: Mahoma
La muerte de Mahoma, en el año 632, sitúa en el tiempo el origen del conflicto entre chiitas (seguidores de los doce imanes que descendieron del profeta) y sunitas (seguidores del camino del profeta).
La elección del sucesor del profeta se convirtió en un punto de inflexión entre aquellos que defendían que la herencia política debía seguir la línea de sucesión en la familia del profeta, apoyando a Alí, primo y yerno de Mahoma (chiitas) y entre aquellos que argumentan que la cuestión sucesoria debía solventarse dentro de la propia comunidad de creyentes y que el sucesor no tenía por qué ser un descendiente directo del profeta (sunitas).
Finalmente, la herencia del profeta recayó en el clan Umaya que representaba a la aristocracia tribal de la Meca. Esta situación no aceptada por los chiitas supuso un periodo de rebeliones y altercados que darían lugar a la primera guerra civil islámica en el año 656. Alí fue asesinado en el año 660. Veinte años más tarde, su hijo Husein, también fue derrotado y muerto en la batalla de Karbala. Esto llevó a la división definitiva del Islam entre sunnitas y chiítas.
Salafismo, la base doctrinal sunita del yihadismo radical: AL QUAEDA y el DAESH
El SALAFISMO es una corriente ideológica sunita fundamentada en una interpretación estricta del Corán que persigue la purificación del Islam de influencias como la democracia, el modernismo o el capitalismo. Predica, por tanto, una vuelta a sus orígenes y defiende una re-islamización en los territorios islámicos, concretizando ambas acciones en un proyecto político con base religiosa.
En este sentido es importante destacar que aunque muchos grupos terroristas, véase Estado Islámico o Al Qaeda son de corte salafista, los salafistas, en líneas generales, no hacen de la lucha armada su piedra angular.
Por otro lado, es igualmente importante entender que los salafistas reniegan de posturas nacionalistas, siendo su principal objetivo la creación de un único Estado Islámico unido bajo un mismo gobierno.
Este hecho dejaría fuera del salafismo a grupos terroristas tales como los talibanes, donde no se busca la proclamación de un Estado Islámico universal si no la vuelta al Islam tradicional en territorio Afgano o Pakistaní.
El yihadismo radical salafista
En este contexto, el salafismo podría considerarse como la base intelectual del yihadismo más radical. Así, y aunque la yihad es considerada por el Islam como la lucha o esfuerzo interior para mejorar espiritualmente, también haría alusión a la guerra santa, o imposición violenta del Islam, siendo esta última acepción la más extendida en occidente.
Esta rama violenta del salafismo es la más pequeña en número, existiendo otras ramas tales como los quietistas o los activistas o políticos. Es más, los SALAFISTAS QUIETISTAS o PURISTAS son el grupo mayoritario. Se mantienen al margen de la vida política y centran su actividad en la predicación y la educación. Creen en la restauración de un Estado Islámico, sin embargo, están seguros que resurgirá cuando los musulmanes estén preparados.
Por su parte los SALAFISTAS POLÍTICOS O ACTIVISTAS creen que la restauración del Islam implica conquistar el poder político. Son el grupo que a mediados de los años 50 convirtieron el ISLAM en el ISLAMISMO.
Algunos de los partidos salafistas que en la actualidad participan en procesos electorales y tienen representación parlamentaria son la Alianza Islámica Salafista (Kuwait), la Sociedad Islámica Al-Asalah (Bahréin), el Partido Umma alWasat (Libia) y el Partido Al-Nour (Egipto).
El wahabismo
Existen, además, otras corrientes ideológicas que podrían ser identificadas como radicales y que a través de la yihad o guerra santa persiguen la instauración, a nivel religioso, social y político, del Islam más ortodoxo y conservador. Tal es el caso del wahabismo, encontrando en los talibanes su máxima expresión.
En ambos casos, (salafismo y wahabismo) haríamos referencia a grupos yihadistas violentos, si bien, las diferencias entre ambos estarían marcadas por las pretensiones territoriales. Mientras que los salafistas aspiran a desarrollar una yihad global, los wahabitas buscan una instauración del Islam de corte nacionalista.
Más allá del yihadismo radical salafista: otros grupos terroristas de corte yihadista
Me ha encantado.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Hola Luisa,
Muchas gracias por explicarlo así de bien. Me queda una cosa en el tintero, ¿El clan Umaya por quien fue elegido? ¿Eran de corte Chiita o sunie?
¿Y Ali y su hijo pertenecían al Clan Umaya o eran la oposición?
Un saludo!!
Me gustaLe gusta a 1 persona
Gracias Francisco. El clan Umaya era sunita y Ali y su hijo chiitas. Abrazo.
Me gustaMe gusta