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Siria, ¿el fin de una guerra?

En el año 2016 la ONU estimaba en más de 400.000 el número de muertes producidas en la guerra Siria, a la vez que el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados cifraba en más de 5 millones las personas que se han visto obligadas a huir del país.

Los últimos atentados registrados en Siria este verano protagonizados por el grupo terrorista Daesh ponen de manifiesto tanto la complejidad de la situación que vive el país como la gravedad de la misma.

Aun así y a pesar de las noticias que nos llegan, la repercusión y cobertura mediática no ha sido la misma que la desplegada en relación con los ataques perpetrados en occidente, lo que, sin duda alguna, reafirma la invisibilidad de un conflicto cuyos orígenes se remontan al año 2011.

Los antecedentes: la primavera árabe

A comienzos del año 2011, se suceden una serie revueltas y protestas reivindicando reformas políticas sin precedentes en Túnez. En cuestión de semanas estas revueltas se extienden a Egipto, Yemen, Bahréin, Siria y Libia, dando lugar a lo que la historia reconoce como la «Primavera Árabe» o «Revolución Democrática Árabe».

Concretamente los primeros levantamientos se producen como consecuencia de la confiscación del puesto de frutas a un vendedor que posteriormente se inmolaría en la ciudad de Sidi Bouzid (Túnez), el 17 de diciembre de 2010. Como resultado se convocan numerosas manifestaciones que son reprimidas con violencia por el gobierno de Zine El Abidine Ben Ali, dejando decenas de muertos.

El 14 de enero del 2011, las revueltas ocasionan la caída del dictador, tras 24 años en el poder.

Por su parte, los sirios salen a las calles a protestar contra el gobierno de Al-Asad el 15 de marzo de 2011 en la sureña ciudad de Deraa, tras el arresto y tortura de unos jóvenes que pintan eslóganes revolucionarios en el muro de una escuela.

El régimen reprime los alzamientos a través de la violencia, hiriendo y asesinando a varios de los manifestantes. En julio de este mismo año las manifestaciones ya se habían extendido por todo el país.

El conflicto: el inicio de una guerra civil

La violencia se incrementa rápidamente a lo largo de todo el país y se formaron numerosos grupos opositores al régimen para combatir a las fuerzas del gobierno. El objetivo de las «brigadas rebeldes» es controlar las principales ciudades y los poblados.

En 2012 el conflicto se convierte en algo más que una batalla entre aquéllos que apoyan a Al-Asad y los que se oponen a él. Los enfrentamientos llegan a Damasco (capital Siria) y a Alepo (segunda ciudad del país).

Los opositores al régimen: el Ejército Sirio Libre (ESL)

Ente los grupos opositores se identifican grupos islamistas y yihadistas radicales tales como el autoproclamado Estado Islámico y el Frente Al Nusra, además de otros grupos de carácter más moderado al frente del Ejército Sirio Libre (ESL). Cada facción del ESL opera por su cuenta, sin un liderazgo central claro.

A medida que el conflicto avanza los yihadistas radicales aumentan sus posiciones frente a un ESL que pierde fuerza, produciéndose una unión entre los grupos más radicales y los más moderados a principios de 2018: Tahrir al Sham. Esta coalición es identificada como la Rama de Al Qaeda en Siria, si bien, parece haber roto el vínculo con esta organización manteniendo únicamente su ideología, ha  sido reconocida por países como Turquía como un grupo terrorista (30 de agosto de 2018).

En paralelo varios de los grupos armados afiliados al llamado Ejército Sirio Libre (ELS) activos en las provincias de Daraa y Al-Quneitra (sur) se unen para impedir la liberación de las zonas que controlan formando el  «El Ejército de Salvación».

 ¿Quién apoya al gobierno Sirio?

El gobierno de Al-Asad es de corte chiita, lo que le sirve el apoyo de Irán y de Hezbolá (movimiento chií libanés). De este modo en abril de 2013, el movimiento islamista chiita libanés envía miles de combatientes a luchar por el régimen, mientras que el Irán chiita ayuda política, financiera y militarmente al Al-Asad con el envío de «consejeros militares» y «voluntarios» iraníes, afganos y paquistaníes.

Igualmente el gobierno Sirio recibe el apoyo de Rusia. Apoyo que ha sido decisivo para que el gobierno sirio haya ido recuperando posiciones en los últimos meses.

Los intereses rusos en Siria

Como en todo conflicto bélico los intereses económicos suponen la existencia de una fina línea que separa los ideológico de la realidad.

A principios del siglo XXI el gobierno sirio plantea la construcción de dos plantas de procesamiento de gas en Palmira y Raqqa bajo la mirada recelosa de los EE.UU.

Con posterioridad y ya en el año 2011, Irak Irán y Siria plantean la posibilidad de firmar un acuerdo con el objetivo de construir en el año 2016 un gasoducto que convertiría a Siria en el único país de la región con acceso al Mediterráneo con la participación empresas rusas sin participación europea ni estadounidense.

Paradójicamente, en 2013 Siria y Rusia deciden desarrollar nuevos yacimientos petroleros, otra vez sin la participación de compañías estadounidenses ni europeas.

El papel de Estados Unidos

Los norteamericanos se posicionan al lado de los rebeldes moderados y mientras que el gobierno de Barack Obama insiste en la renuncia del presidente Al-Asad, el gobierno de Donald Trump sorprende a la comunidad internacional cuando ordena un ataque que involucra 58 misiles de crucero contra las fuerzas gubernamentales sirias.

El 7 de abril de 2017 Siria es bombardeada en respuesta a un supuesto ataque con armas químicas en el norte de Idlib por parte del gobierno de Bashar al Assad.

Meses después, en julio de 2017 EE.UU. retira su apoyo a los rebeldes moderados en Siria, sin embargo a finales de este mismo año todavía más de mil soldados estadounidenses se encuentran en suelo sirio. A fecha de hoy EEUU continua aumentando su presencia militar en el país Sirio.

Adicionalmente en 2018 EE.UU. junto a Reino Unido y Francia lanzan en abril de 2018, una acción militar conjunta en respuesta a otro supuesto ataque de armas químicas en Duma por el gobierno de Bashar al Asad.

La lucha del Daesh en Siria

El Daesh lucha contra todos los bandos; el gobierno, los rebeldes, el Frente al Nusra y las fuerzas kurdas.

Su incursión bélica en la región se remonta a enero de 2014, cuando conquista Raqqa. En junio de este mismo año proclama su «califato» en los territorios conquistados en Irak y en Siria hasta el momento.

Explicar la participación del Daesh en el conflicto responde a su principal objetivo: crear un califato universal. El grupo terrorista aprovecha el caos del país y llega a controlar casi un tercio de Siria.

El 6 de diciembre de 2017, el Estado Mayor General de Rusia anuncia el fin de la dominación del Daesh en todos los territorios controlados hasta esta fecha, sin embargo, la ONU advierte que el autodenominado Estado Islámico sigue siendo un desafío porque ahora es «una red secreta» cuyas acciones son difíciles de predecir.
De hecho, el 25 de julio la provincia siria de Al Sueida fue sacudida con una brutal oleada de atentados perpetrada por el autodenominado Estado Islámico. El resultado se cifraba dos días después en 302 muertos y más de 250 heridos. 

Idlib: el último bastión rebelde

Actualmente en Idlib se libra la que ya es considerada como la peor las batallas de la guerra Siria. Esta provincia noroccidental del país se ha convertido después de siete años en una especie de refugio para todos aquellos rebeldes que no aceptan el avance del régimen de Al-Assad.  

La clave del avance de Al-Assad: septiembre de 2015

El esfuerzo bélico de las fuerzas rebeldes, a pesar de no formar un grupo unificado y del que muchos de sus combatientes fueron uniéndose poco a poco a los grupos radicales yihadistas, pudo haber recogido sus frutos.

La clave para el triunfo de Al-Assad hay que buscarla en septiembre de 2015, cuando Rusia interviene. Es la primera vez que el presidente ruso, Vladimir Putin, despliega sus fuerzas más allá de las antiguas fronteras de la disuelta Unión Soviética.

Casi todos los bombardeos rusos se dirigieron contra posiciones insurgentes distintas de las del autoproclamado Estado Islámico.

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