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La Latina, bravas y … tirolinas

Y de nuevo vuelvo al punto de partida. Al rastro, el Manzanares y a una magnífica comida. Miro a través de la ventana. Madrid duerme y yo tranquila. Trabajo como cada noche, aunque por dentro me sienta distinta.

Cuatro años, una hipoteca y una despedida. Atrás dejé una piscina, la cambié por lo que hoy es mi vida. Sabía que llegarían, La Latina, las bravas y las tirolinas.

Un coche, cinco plazas y seis ocupantes. Un piso, una casa, un pasillo y dos instantes. Café sin torrefacto, una barrita de cereales, tostadas con tomate y jamón con guisantes. Macarrones, ensalada, pimientos y ¿mermelada?. Almejas, entrecot, dos corazones y el puente de Pierrot.

Enero, febrero, marzo y abril. Cuatro meses, un alquiler, dos niños y una mujer. Sin miedo, con valentía, con ganas y con pasión, con vino y sin televisión.

Una terraza, ropa limpia que no seca, el otoño ya llegó. Las estrellas, un armario, estamos solos tu y yo. Nos amamos, nos queremos, el sofá y una canción, la que suena en mis oídos mientras bailamos en el salón. La mesa de Nueva York, el latido de mi corazón y de nuevo un pasillo, el que me lleva al amor.

Piernas que tiemblan, sentimientos que se tocan, olores que se acarician y ojos que se cierran. Lavadoras que se tienden, lavavajillas que se recogen, neveras que se llenan y manos que se pierden.

Me estremezco, me despierto, doy la vuelta y me reencuentro. He ido y tú has venido, sin duda, es el momento. Palabras que se quedan, que no se las lleva el viento.

La grandeza del amor, hoy tiene nombre de cuento, el del hombre sin fisuras, ni caballo ni armaduras.

Regalarte es un placer, recorrerte una dulzura, mirarte una ilusión y amarte una aventura.

La Puerta de Toledo y un no puedo más. Marqués de Vadillo, el Hotel Emperador, Gran Vía y un tenedor. Un mantel, Chueca y el mercado de la Reina. Lavapiés, el Matadero, el cinturón verde y una cerveza. La luna, las escaleras, la cocina y las confidencias. Una estación de autobuses, la puerta que no se abre, el cajón que no se cierra y el viernes que no llega. Los nervios del que pasará, la maleta del que espera para una historia que comienza.

Dos más dos igual a cuatro. Hamburguesas y respuestas, que llegan antes de tiempo pero cargadas de certezas. Un colegio, huevos fritos, patatas y más respuestas. Una madre, un hermano y gambas que no se pelan. Centros comerciales, toboganes y muchos planes. Los puentes y ¿cómo no? las Navidades.

Seguimos, continuamos. El fuego, la tierra, el viento y el agua.

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